Trauma patriarcal: Romper el sufrimiento ancestral y transgeneracional | Christian Ortíz
En
determinadas circunstancias, las realidades de la vida son tan difíciles que
los padres deciden callarlas. En la primera generación, es algo indecible; en
la segunda, un secreto de familia; en la tercera, se convierte en un impensable
genealógico, es decir, que ni siquiera se puede pensar.»
Schützenberger
El trauma patriarcal (TP) incluye el sufrimiento ancestral y el traumatismo transgeneracional provocado por el desequilibrio de poder entre géneros. Este trauma se manifiesta de manera cultural, estructural, relacional y personalmente. Bajo el patriarcado, los niños, los hombres y lo masculino se consideran inherentemente superiores, mientras que las niñas, las mujeres y lo femenino se consideran inherentemente inferiores. La extrema posicionalidad social de superior versus inferior provoca distancia entre los géneros y distorsiona la posibilidad de una verdadera asociación sana entre los “géneros”. Estos géneros son reduccionismos culturales inventados que niegan otras formas de existencia, provocando también, el heterosexismo binario; premisa que dicta la heterosexualidad y la mujer – femenina y hombre – masculino como las únicas categorías de existencia válidas.
En este sistema se promueve como
positiva la masculinidad (asociada culturalmente a la fuerza,
racionalidad, acción y mente) y se silencia, humilla y viola la feminidad (asociada
culturalmente a la intuición, sentimiento, receptividad y cuerpo).
Todas las familias son
afectadas en mayor o menor medida por violencia de género y
solo algunas están en proceso de curación. El tarumá patriarcal afecta todas
las áreas de vida, e impacta a cada individuo de manera diferente, según sea su
posición en la cultura. Enfatizando, que son lasmujeres y las niñas las más
afectadas.
¿Cómo ha afectado el patriarcado a mi
vida?
El trauma patriarcal
(TP) impacta en nuestro bienestar cultural, psicológico,
emocional, espiritual y físico. Es una herida de dolor y pérdida. Bajo
el patriarcado, a cada uno de nosotros solo se le permite un estrecho
espectro de expresión a través de los roles de género asignados. Los
niños que son demasiado femeninos suelen ser objeto de violencia (misógina
y homofobia) y pueden ser acosados y ridiculizados; también hay un derecho
implícito y machista que permite violarlos o abusarlos sexualmente. Estos niños
sensibles / femeninos, violan las reglas del patriarcado, ya que se
les concede el privilegio masculino al nacer, pero esto se revoca o reduce si
muestran una preferencia por las formas de expresión femeninas. Las niñas
que son demasiado masculinas son avergonzadas, atacadas sexualmente y
marginadas. (Healing the Patriarchal Wound by Dr. Ann Filemyr)
Las personas homosexuales, lesbianas,
bisexuales, queer y trans pueden ser atacadas de manera
similar. Esto se ve como un castigo justo por la transgresión de género.
Para sanar
las heridas por trauma patriarcal, primero debemos reconocer cómo nos
han obligado a participar en un sistema que no sustenta la vida en la Tierra.
En una ocasión en una
entrevista que tuve con la Dra. Jean Shinoda Bolen, ella mencionó
que el sistema patriarcal y la cultura violenta se proyecta principalmente en
las mujeres y las niñas, transformándolas en objetos:
Christian
Ortíz: Hay desconexión y falta de respeto por
la vida en general. No hemos respetado el ecosistema, ni las especies animales,
es parte de la cultura patriarcal. La violencia hacia la mujer y la
cosificación de la misma, así como los árboles son vistos como objetos, algo
que podemos llegar a talar y destruir; también pareciera ser que la vida de las
mujeres puede ser simplemente talada y destruida. Es como si en la cultura
patriarcal las mujeres y los arboles estuvieran destinados a ser simplemente
objetos ¿ve alguna relación entre esto?
Jean
Shinoda Bolen: Creo que hay un
vínculo en ambos casos. A las mujeres, niñas y árboles se les trata como objetos
de los que se puede disponer y utilizar. Nos fijamos en un hermoso árbol solo
porque puede proporcionar madera y se pierde la esencia del árbol como un ser
vivo, un árbol que ha estado, probablemente, más de lo que uno ha estado en
esta tierra. La situación de las mujeres es similar, ustedes están en un estado
(Chihuahua, México) donde hay muchísimas trabajadoras que fueron a buscar
oportunidades a la industria maquiladora de EE.UU. para ganarse la vida, una
buena vida. Un montón de mujeres se pierden y desaparecen, se encuentran tal
vez sus cuerpos y tal vez ni eso. Son como los bosques de tala, son simplemente
tomadas, cortadas y usadas. Es la misma actitud ante la vida humana, la vida
animal o el bosque. Tratan a una mujer como algo que se obtiene, se usa, se
corta y se tira. Es horrible. (Entrevista rumbo a la 5ª Conferencia
Mundial de la ONU sobre la mujer)
La inequidad de
género y la explotación de la naturaleza con fines de lucro
parecen normales, pero no lo son. Son el resultado de un patrón
cultural particular. ¿Cómo nos liberamos de este patrón y comenzamos a
vivir y amar de manera diferente? VER: Volver a la ternura
El
trauma patriarcal ha de ser resuelto de manera colectiva y personal.
Algunos puntos para
trascenderlo son:
- Prevención y atención de las violencias.
- Protección de las infancias y las mujeres.
- Educación para la paz, sobre todo en los
seres socializados como hombres.
- Recuperación del cuidado y autocuidado como centro de conexión social.
- Expresión de ternura e intimidad.
- Recuperación de la mente /cultura matríztica y el poder de lo
materno.
- Cultivo de relaciones colaborativas y superación de relaciones de
dominio-sumisión.
- Alta sensibilidad y resacralización de la tierra.
- Revolución pacificadora y el principio de no guerra.
- Cooperación eco-sustentable.
- Racionalidad constructiva y no supremacista.
- Erradicación de la instrumentalización de los seres sintientes.
- Valoración multicultural y ruptura de identidad nacionalista.
Estos puntos son
algunas propuestas que hago, basándome en una polarización de los principios de
la mente patriarcal del querido y admirado Claudio Naranjo, psiquiatra y
especialista en procesos de integración humana.
La mente patriarcal
es un concepto acuñado por Claudio Naranjo (2010), a través de
este concepto pretende explicar la cultura de la sociedad industrial y
posindustrial en la que la verdadera razón domina los sentidos y destruye al
más débil y a la naturaleza, ya que ésta es vista como algo dado a los seres humanos,
como algo que puede ser pensando en término matemáticos, de ahí que en las
sociedades actuales prima el culto exacerbado a la razón y a la tecnología.
Prácticamente todos
los hombres tenemos un mindset patriarcal y machista,
provocando que dimensiones afectivas queden mutiladas, es decir, se nos arranca
la posibilidad de experimentar, sentir y expresar vulnerabilidad, tristeza,
llanto, ternura, etc. Deviniendo a manifestaciones violentas, iracundas y
destructivas que emergen de la frustración y mutilación.
Los hombres podemos romper el pacto patriarcal y
dejar de ser violentos con las mujeres, con otros hombres y con las infancias.
La ruptura del pacto es esencial para la liberación del trauma patriarcal. de
esta manera se evita la trasmisión a próximas generaciones; no solo es dejar de
hacerlo, también es darle «nuevos ojos» a las personas mas jóvenes
para que puedan ver la gran trampa y aprendan a resistir, sobrevivir y sanar
aún estando dentro del sistema.
Trascender el trauma
patriarcal comienza en nuestros cuerpos, mentes y emociones; después esto
deviene y se proyecta en los vínculos que hacemos con los demás seres.
Los hombres no somos
culpables de como fuimos educados y socializados, pero somos responables de
cambiar el mindset patriarcal y machista, también somos capaces de trascender
el trauma patriarcal y el dolor transgeneracional y
regalarnos vidas más plenas y sanas, para así, poder compartirnos con nuestras
parejas, hijas e hijos y demás relaciones desde un amor lúcido y despierto.
Agradezco
profundamente la oportunidad de aprender, conocer y compartir. Creo que otros
mundos son posibles y que los hombres somos parte del camino hacia estos nuevos
horizontes. Deseo de corazón que más hombres intentemos despertar y hagamos
nuestro camino de retorno a la ternura.
Christian Ortíz
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