El mentiroso no puede sanar – Christian Ortíz

Hay una verdad profunda que muchas veces preferimos no mirar: el mentiroso no puede sanar. No hablamos aquí solo de las mentiras que decimos a los demás —aunque también cuentan—, sino de las que nos decimos a nosotros mismos. Las que usamos como escudo, como forma de evitar el dolor, la vergüenza, el enojo, la fragilidad. Las que sostenemos para sobrevivir, aunque ya no vivamos realmente. Sanar implica, necesariamente, dejar de huir de lo que duele. No se puede limpiar una herida mientras se oculta debajo del vendaje de las excusas. La sanación verdadera comienza cuando uno se sienta frente a su dolor, sin máscara, sin defensa, sin justificaciones. Cuando uno se atreve a decir: “Sí, esto me pasó. Esto me duele. Esto está roto en mí.” En el espacio terapéutico, esto es fundamental. La relación que se construye entre terapeuta y paciente se basa, en parte, en la posibilidad de crear un espacio seguro donde la verdad pueda emerger. No es un tribunal. No es una confesión religiosa. E...